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Marzo 2005
Microsoft y la seguridad, o la cuadratura del círculo
Si Microsoft no soluciona los problemas de seguridad de sus productos, corre el riesgo de que sus clientes se muestren cada vez más descontentos con la fiabilidad que les otorga esta compañía debido a la multitud de amenazas que acechan a estas aplicaciones casi omnipresentes. Pero si Microsoft decide vender sus propios productos de seguridad, muchos de los que ahora son sus aliados podrían darle la espalda. ¿Qué hacer, pues, en esta encrucijada?
La semana pasada, el presidente de Microsoft, Bill Gates, confirmaba que entre sus planes se encontraba el vender productos antivirus y el ofrecer gratuitamente a los usuarios domésticos (y bajo pago a los empresariales) una solución para evitar los programas espías.
Diversos responsables de la industria de seguridad creen en la promesa de Microsoft de seguir compartiendo información de seguridad y trabajar con otras empresas de este área, incluso aunque pueda llegar a ser un competidor directo. No en vano, algunos analistas consideran que ambas partes del acuerdo siguen teniendo incentivos “para seguir siendo socios los unos de los otros”.
Así, las compañías de seguridad dependerían de Microsoft para garantizar que sus herramientas de defensa son plenamente compatibles con las aplicaciones de este fabricante, mientras que éste no puede correr el riesgo de no tener soluciones para sus problemas de seguridad.
Claro, que también hay quien opina, como el presidente y CEO de Symantec, John Schwarz, que Microsoft debería centrar sus esfuerzos en los parches de sus agujeros de seguridad. “Creemos que lo mejor que podría hacer Microsoft es centrarse en asegurarse de que su plataforma, Windows, es menos susceptible de ser atacada”, añade.
Microsoft lleva mucho tiempo intentando mejorar la seguridad de sus productos. De hecho, en el Service Pack 2 de Windows XP se incluyó hasta un cortafuegos y otras herramientas de seguridad. Sin embargo, debido a que sus productos son los más empleados, son objeto de constantes ataques que intentan sacar partido de dichos agujeros de seguridad.
Para el presidente de McAfee, Gene Hodges, que Microsoft se haya convertido en un nuevo competidor es un ejemplo “del mejor capitalismo”. Eso sí, considera que sólo se dará un mercado justo si todo el mundo puede vender, y no regalar, sus productos. En este sentido, Hodges considera que la intención de Microsoft de vender antivirus parece ser justa, aunque la decisión de regalar el programa anti espía podría hacer mucho daño a desarrolladores más pequeños. “Hubiéramos preferido que su entrada en este negocio fuera para competir con el resto de oferta, no para regalar la suya”, añadía.
Sin embargo, algunos analistas consideran que Microsoft no busca la rentabilidad o hacer más dinero con estas medidas, sino en proteger la imagen (y el producto) de Windows. Estos problemas de seguridad están lastrando la reputación de la compañía y puede conllevar que muchos clientes opten por utilizar otros productos rivales, como el navegador Firefox.
Además, hay voces que señalan que, aunque Microsoft no busque dinero en estas estrategias, su fortaleza podría hacer desaparecer muchas pequeñas compañías que intentan hacerse un hueco en el terreno de la seguridad, reduciendo, pues, las opciones de los consumidores.
Por último, y aunque de momento los jugadores de este mercado descartan interponer cualquier tipo de denuncia, muchas voces recuerdan los efectos que ha traído, en el pasado, la entrada de Microsoft en nuevos y emergentes mercados, como los navegadores o reproductores digitales de música y vídeo.